CRONICA DE RECUERDOS QUE REVIVEN
Luis Carlos Galán, inauguró en Pasto la sede política del Grupo de Opinión Liberal (GOL), fundado con fervoroso entusiasmo con mi amigo, el Abogado Jesús Alberto Solarte Benavides, quien me adoctrinaba y daba motivos para participar en esas elecciones de 1990, en las que, con grandes ilusiones y expectativas, aspirábamos por primera vez al Consejo Municipal de Pasto por esa corriente política, que pretendía encontrar la renovación, las alternativas, y la realización comunitaria, que todos, de una u otra forma esperaban y aplaudían.
El acontecimiento en el que se va difuminando la memoria, sucedió poco antes de la noche fatídica de Agosto del 89. La inexistencia de internet y de los celulares, para ese momento, no permitieron las fotos digitales, abundantes e inmediatas con las que ahora se cuenta, y escasean, o están refundidos en los cajones anónimos de algunos muebles de los seguidores, los registros fotográficos que dan cuenta de aquellos instantes de la historia sin retorno, con la que se alimentan las nostalgias y se trata de almacenar la volátil majestuosidad de los recuerdos; pero estoy seguro de que en algún lugar existen, mostrando la figura de un Galán sonriente, rodeado de quienes desataban la experiencia de competir primiparamente en unas elecciones, convencidos de que la única posibilidad de decidir, era participar en el desarrollo y evolución de la sociedad, y en consecuencia, hacer parte de la opinión y la contienda, de forma que se pudiera ser artífice directo de cualquier evolución y cambio, para lograr, con el esfuerzo y el trabajo de todos, la inclusión y el desarrollo de las anheladas y sentidas transformaciones públicas.
Pocos días antes, ejecutando unas actividades de Ingeniería por El Bordo
(Cauca), vi a Luis Carlos Galán sentado en una banca del parque de esa
población caucana. Estaba absolutamente solo. Lo distinguí por su figura
emblemática, su ensortijada cabellera, propicia para cualquier campaña
publicitaria que trascendiera el tiempo, y aquella camiseta roja con la que
casi siempre aparecía en los eventos con las multitudes; aunque, en ese momento
de la tranquilidad y de la calma, no ostentara el poderío de su brazo en alto,
ni su boca abierta exclamara con toda la fuerza de la convicción:.. “!ni un paso
atrás, siempre adelante, y lo que fuere menester, sea!…”
Mientras continuaba mi camino, concluí que, tal vez, se preparaba para algún
mitin político a desarrollarse más tarde, seguramente en el mismo sitio, o para
emprender con entusiasmo alguna de las actividades de su campaña proselitista,
que de seguro lo llevaría a ocupar la Presidencia de la República en los
primeros meses del siguiente año. Nunca lo supe con certeza, aunque por mis
deducciones lo supuse. Lo cierto es que, en aquella ocasión, para mí curiosidad
y mi extrañeza, no vi a nadie más alrededor suyo; o al menos, nunca pude verlo.
Unas semanas después, mientras cumplía un compromiso especial en Latacunga (Ecuador), adonde había sido invitado alrededor de un evento que aglutinaba expositores variados de temas culturales, incluidos escritores, cantautores, poetas, pintores y músicos de varios países latinoamericanos, una voz desconocida me asaltó con la noticia, tras mi participación en medio de una de esas vistosas y originarias poblaciones indígenas que pueblan esa parte de la región andina, a la que nos habían llevado tras recorrer un serpenteante y empinado camino, que conducía a la majestuosidad de aquel refugio, y al oído ávido de los espectadores.
-¡ Héctor. Qué pasa en tu país! – me dijo exaltado.
-¡ Qué ocurrió! – le respondí con susto.
-¡ Mataron a Luis Galán!- complementó.
Me parecía imposible. La falta del Carlos, en el nombre pronunciado por el informante para completar el del político, tal como siempre lo escuchábamos y al que nos habíamos acostumbrado, otorgaba la esperanza de que la víctima fuera quizá otra persona; alguien que por homónimo aparecía trágicamente en las noticias, causando el dolor derivado a su familia y a sus allegados más cercanos, pero sin el impacto que significaba eliminar la vida de un caudillo, situación que, a la velocidad del pensamiento y de confirmarse la noticia, nos colocaría ante la certeza de ser, de nuevo, otra generación similar a aquellas del pasado que vieron caer asesinada su esperanza, en el presente caso, a quien encarnaba la figura política más emblemática de la época, por su capacidad de incidir en la transformación del partido político tradicional de mayor impacto entre la ciudadanía, desde su fundación ya centenaria; lo que significaba vivir en carne propia ese sentimiento de dolor, de rabia y frustración que con seguridad sintieron las muchedumbres en el mediodía aciago del 9 de abril del 48, o ya en los inicios del siglo XX, cuando los hachazos cobardes y rastreros acabaron con la vida de aquel abogado liberal de origen antioqueño, cuya memoria deberá rescatarse hacia el futuro como simiente ejemplar de los verdaderos valores y conductas de esa raza y ese pueblo, para evitar cimentarla en las actuales distorsiones; militar y político del que Aureliano Buendía tomaría el modelo de su personalidad, para desarrollar la leyenda sin tiempo de la novela macondiana insigne, y quien, en ese trágico mediodía del 15 de octubre de 1914, mientras caminaba confiado por las cercanías del Capitolio, en la capital de la República, pensando quizá en la validez de sus propuestas y de su pensamiento, era destazado sin remordimientos ni misericordia por los calanchines cobardes e incapaces de cualquier meditación o análisis sobre sus propias actuaciones, limitados en su incapacidad moral e intelectual sólo a recibir los denarios de la traición, justificada por su conciencia sin remordimientos, y a cumplir y obedecer las criminales órdenes de quienes, más arriba, eran, en el misterio de la criminalidad, los verdaderos titiriteros y ordenadores de tan aterrorizante fechoría. Sin embargo, ahora las noticias se volvían contundentes, trayendo los detalles del mazazo cáustico en los que se convertía la evidencia: Luis Carlos Galán Sarmiento había sido acribillado a tiros, por el sistema mafioso y corruptor que defiende sus propios intereses, temiéndole siempre a la renovación y al cambio; siendo, con seguridad, el mismo engranaje oscuro y melindroso que asesinó a Jorge Eliécer Gaitán y a Rafael Uribe Uribe, y que continúa persiguiendo y condenando a la ignominia o a la muerte, a quienes andan por la vida por rutas y comportamientos distintos a los fijados por la rigidez irracional del establecimiento, ahora arropado bajo otro disfraz, otras condiciones, otros cómplices oscuros y otra época, pero que, entre las brumas espantadas de esa noche de Agosto, volvía una vez más a acabar con la esperanza, y con la necesidad de modificar las costumbres y los desempeños arrastrados por la política y el comportamiento social tradicionales, con tal de no permitir la manifestación de nuevos pensamientos y actitudes, y en consecuencia, empecinado en limitar el acceso de la gente a las oportunidades de integración, de desarrollo y de progreso.
El regreso a Colombia me dejó percibir que ya toda la ruta del sur del país se hallaba militarizada tardíamente, estableciendo retenes y revisiones a vehículos y pasajeros, en procura de desmadejar las responsabilidades de los culpables y los asesinos. Pero había soledad en el ambiente; y en muchos casos personales, la desolación mancomunada y convencida de que pasarían muchas décadas, antes de que apareciera de nuevo otro personaje que conllevara la misión en la que volviera a levantarse la esperanza.
-Mi abuelita dijo no a la droga… y murió.
-Obra de caridad: humanizar
un médico.
-Estamos llenos de vacíos.
-Vendo risa y esperanza con
experiencia:
Deme diecinueve.
-Abajo la sotana; arriba la
minifalda.
-El amor es eterno mientras
dura.
-Pienso luego existo, sexo
luego insisto.
-Estas ganas de vivir, me
están matando…
-La letra con hambre……no
entra.
-Dios… se fue de
vacaciones.
-Caín no mató a Abel
La Fiscalía.
-Busco grupo político de
extrema………..pureza-
-¡VIVO EN COLOMBIA?!
-Somos sinceros a la
izquierda.
Los Extraditables.
-¡Voten! ¡Voten! ¡Voten!.........Los
politiqueros a la basura.
-Amo la complicidad
esporádica…de los amores eternos.
-Robar no cuesta nada
Pero dado ese caótico
ambiente de bombazos cotidianos, atentados, asaltos guerrilleros, atracos y
secuestros, muerte de líderes y candidatos que se suponían fuertemente
custodiados, y toda la demás parafernalia en la que caían bajo la lápida
inclemente de la derrota final, los combatientes o las víctimas colaterales de
uno u otro bando, esta tragedia nacional, cuyos capítulos de dolor se
transmitían por todos los medios de comunicación, en los noticieros reciclados
cada día, no hacía sino invocar la pronta terminación de la inmensa pesadilla,
y la presencia determinante de un líder que pudiera canalizar el descontento,
resarcir el tejido social, y convocar a la paz y a la cimentación de la
justicia, de forma que la evolución de la novela cotidiana en la que todo el
mundo se sentía involucrado, tuviera, a similitud de esas tramoyas consignadas en
libretos, la presencia del protagonista bueno, que, a manera de héroe,
resultara determinante en el rumbo correcto que deberían retomar los
acontecimientos. Al tiempo, y teniendo en mente la ironía de la trágica y
reciente desaparición de aquel caudillo, que conllevaba la transformación de
los alineamientos sociales y políticos, el grafiti consecuente nació de manera
espontánea, conllevando el doble sentido en la ironía y desolación que su
diversa interpretación causaba, siendo exaltado por su capacidad de interpretar
la reciente realidad social, y la dualidad de no saber si se trataba de invocar
el nombre del líder asesinado y a la vez el de un protagonista de novela, que
resolviera de una vez por todas la problemática en la que el país se hundía,
con su acendrada vocación de continuar sin salvavidas hacia el desolado camino
del naufragio:
- SE NECESITA GALAN PARA
PROTAGONIZAR DRAMA NACIONAL -,
mencionaba la inscripción
que ayudó a consolidar el premio ignoto alcanzado por mi nombre en esa mínima expresión
de la literatura, a la que había sido convocado, siendo que, después, si las
cosas no siguieron igual, como mínimo lograron empeorarse, dando la impresión
de una desolación inminente en la que se sumía la indiferencia compartida de la
gente, y la creciente sensación de desencanto. La historia oficial no contada
de la realidad social, hizo saber que las mafias del narcotráfico habían
incidido, por no decir comprado, la Presidencia de la República para las
siguientes elecciones; que en el consecuente período, ésta sería elegida con el
apoyo de las guerrillas extremistas, bajo el sambenito de una paz cada vez más
escurridiza e incipiente; enseguida, estaría soportada por los fantasmas
energúmenos de la revancha y el paramilitarismo, atornillado en el poder por
lustros enteros, salvo algunos amagos de oposición e independencia; todo esto,
frente a la mirada impotente de los electores, que durante todos esos años
nunca fueron testigos de la instauración en el poder, de las actitudes y
comportamientos que representen la decencia, y entronice los valores y
principios de respeto y dignidad que todo ser humano tiene por naturaleza,
dando paso al reconocimiento espontáneo y natural que esa condición conlleva y
necesita, para desarrollar a su alrededor los programas de gobierno, y la
formación de una sociedad que tenga como meta actuar con honestidad y sentido
de justicia social, a partir del individuo, base y fundamento para que reine la
Paz verdadera, y se genere un entorno de creciente desarrollo y erradicación de
la pobreza intelectual y física.
Nuestra campaña de ese
tiempo también término en nada. Siendo la primera vez que participábamos en la
contienda electoral, que la Asamblea Constituyente de la época afianzaría
proyectando en sus buenas intenciones la nueva Constitución Política que
estrenaría la patria, avizorando novedosos horizontes, ante la terquedad y
sociopatía enquistadas en un pueblo que no quiere reconocer sus debilidades y
modificar el comportamiento nacido de sus estructuras mentales, y de sus
inadecuados comportamientos y conductas, para avanzar de verdad hacia los
caminos del desarrollo integral y del progreso, la visita a lejanas comunidades
nos hicieron descubrir, en contra de nuestras raizales convicciones, que la
compraventa de conciencias y de votos y la corrupción reinante, no solo se
enquistaba en las altas esferas del desenvolvimiento público, sino también en
las bases mismas de la población, a las que tales mañas ya habían permeado y
conducido, al indicarnos que otros candidatos habían pasado por allí
anticipadamente, ofreciendo el caudal de sus prebendas para hacerse al
condicionamiento oportunista y desleal de sus propias decisiones e intereses.
- Si nos dan más de lo que ofrecen otros que han venido, votamos por ustedes -
nos dijeron.
La decisión convencida de
que solo el poder de la opinión sería el que debía acompañar nuestro
emprendimiento electoral, sin recurrir a los cohechos y a las dádivas con las
cuales se adquieren los sufragios, hizo que, en aquella oportunidad, obtuviéramos
novecientos de los mil votos requeridos para llegar a los escaños del Consejo,
insuficientes en todo caso para cumplir con esas aspiraciones.
- Nos faltaron los cien
votos que no quisimos comprar - me dijo resignado mi estimado amigo Chucho.
Entonces y para el futuro,
supimos que era muy difícil transformar estas malas costumbres relacionadas con
los afanes electorales, y que, tal vez, de persistir en ello, solo debería
esperarse el regalo de la vida, para comprobar si la luz volvería a aparecer al
final del largo túnel; posibilidad que Jesús Alberto tampoco logró mirar a
tiempo, porque sin que nadie, ni el mismo lo esperara, se lo llevó en sus
garras una muerte prematura, promovida por una enfermedad de asalto que lo
había sentenciado, sin que nadie, ni él mismo lo previera.
Treinta años después, empantanados en una cotidianidad en la que crece como flor silvestre la desesperanza, pareciera que, en el horizonte, un tenue brillo de optimismo se aproxima, reviviendo la posibilidad de un nuevo encuentro con la añoranza de las expectativas y los sueños. El reconocimiento de la personería jurídica a movimientos alternativos y a otros que parecían exterminados, incluido el Nuevo Liberalismo que fundara Luis Carlos Galán Sarmiento, dan pie a pensar que el rumbo de la patria está por comenzar a escribir las páginas de una nueva historia. Y aunque todavía convive el monstruo inatajable del oportunismo, que compra presidencias y sufragios, jugando sin vergüenza con las necesidades básicas de la población para poder intercambiarlas; y aunque el gigante inacabable de la corrupción se revista cada vez con ropajes reciclables, ocultando entre los vericuetos de la impunidad aquellos desfalcos y torcidos con los cuales las noticias nos sorprenden cada día; y a pesar de que recirculan los nombres y las castas de siempre, buscando un poder al que se aferran centenariamente para continuar manipulando las conciencias, y mantener sin compasión el caudal innominado de sus propios feudos; aunque todo esto se mantiene y permanece al parecer de manera inalterable, haciendo pensar que la posibilidad de renovación y direccionamiento adecuado del Estado será inmodificable a lo largo del tiempo, surge la sensación de que el pueblo, en general, está cansado de tanta subordinación e ignominia, y ha tomado conciencia, en una amplia mayoría, de la manipulación a la que ha sido sometido, y al desangre constante en el que un futuro promisorio les ha sido menguado y exprimido, para beneplácito de pocos y angustia y desorientación de muchos; que la gente, de a pocos, ha ido madurando la urgente transformación de la conducta personal, fundamento indescartable para lograr un cambio en los comportamientos colectivos, que acreditan la sentencia indicadora de que los pueblos tienen los gobernantes que merecen, de modo que elevar los índices de formación espiritual, de conocimiento, de educación y de cultura, haciendo de la historia el mecanismo que permite conocer los hechos para aprender de ellos sin volver a repetirlos; todo este conjunto complejo de situaciones y de logros, hará por fin que se escoja mejor a los líderes y representantes de la comunidad entera, de forma que se puedan exaltar y honrar sus capacidades intelectuales y morales, antes que el grosor de la billetera a la cual se supeditan las conciencias, cimiento fundamental para reorientar el destino de la patria hacia la concordia y la productividad, requeridas para lograr la armonía integral por la que viene el caudal del desarrollo.
Solo falta demostrar con evidencias contundentes que no se trata de revivir una
ilusión, para encubrir afanes de nepotismo y figuración personal, al hacer que
en apariencia todo cambie para que todo continúe lo mismo; que de verdad podrán
tener oportunidad de ejercer su liderazgo, quienes demuestren sus méritos y los
sostengan, sin recurrir a las mañas tradicionales que consiguen votos a cambio
de prebendas, o que, una vez obtenidos los escaños en los que se apoltronan las
canonjías del poder, los elegidos se olviden de la coherencia del discurso con
el que casi siempre terminan embaucados los ingenuos, mientras, asegurados en
la comodidad de sus curules, los elegidos actúan de espaldas a las cotidianas
necesidades de la gente; se trata de verificar que se implemente la planeación
y los presupuestos oficiales específicos y detallados para desarrollar obras,
planes y proyectos, que tengan en cuenta el orden de las prioridades, y que no
sirvan solamente para darse el vitrinazo estruendoso con el que se cortan las
cintas de la inauguración, de obras muchas veces inconclusas, que se caen antes
de entregarse al servicio, o que resultan mutiladas o inservibles, oculto todo
esto en el devenir del bombazo maquillado de la inicial noticia, porque las
garras sin alma de esa crueldad con la que se alimenta la codicia, resolvió
apoderarse de los recursos que debían emplearse en la construcción de manera
técnica, aún por encima de las necesidades y las aspiraciones de la gente,
permitiendo el desvío de su ingreso al extracto escondido de sus propias
cuentas; se trata de mostrar una acendrada y creciente vocación de servicio y
una dosis reforzada de altruismo, para pensar prioritariamente y cada día en el
bien común, antes que en el beneficio propio; se trata de devolver la fe en las
instituciones y en la clase dirigente, para que el pueblo en general vuelva a
confiar en ellos, al sentirse verdaderamente representados e inmersos en un
ambiente de seguridad, de abundancia general, de orden, de respeto mutuo y de
libertad para avanzar hacia el progreso, mancomunadamente; se trata de que la
justicia brille en cada acto personal y colectivo de la vida, para que la paz
no sea solo aquella que se consigne en los tratados, sino la que se vive y se
respira de forma perceptible en el ambiente; se trata de gobernar para
conquistar con las actuaciones públicas a la masa inconforme de los apáticos y
los indiferentes, porque se sienten tenidos en cuenta y son incluidos en la
equidad de una nación pletórica de las oportunidades que se brindan; se trata
de volver tangible la coherencia, de manera que todos se vean representados por
una clase política y empresarial edificante y digna, con la que se trabaja de
la mano para producir conjuntamente y en cada mañana la riqueza.
Porque solo cuando la
nación, y todos los ciudadanos retornen la mirada a la sólida implementación de
los valores y principios, de los cuales, la inercia de la descomposición social
nos ha alejado, se volverá a creer y a pensar que esta patria colombiana en la
que nacimos y por la que luchamos decididamente, es la cuna permanente de la
que podemos sentirnos orgullosos, porque nos devuelve con creces la siembra de
amor, de dedicación, de trabajo, de esfuerzo y de constancia en la que todos
nos empeñamos cada día, como retribución a la memoria y a la honra de los
líderes de ayer, que, coherentes con sus pensamientos y emociones, sacrificaron
su propia vida por tratar de construir una Colombia plena de armonía, de
posibilidades de encuentro y desarrollo, de crecimiento personal y colectivo,
donde el espíritu de cooperación y solidaridad permanente y mutuo, sea el
compromiso que, de manera generalizada, nos conduzca a la realización y a la
obtención integral del premio consolidado de la vida.
HECTOR ARTURO
#esnoticia.co #hegomar # blogs #literatura #galan #politica #colombia #elecciones
Comentarios
CARLOS LAGOS. CENTRO DE PENSAMIENTO LIBRE
FERNANDO DELGADO ARTURO
GONZALO GOMEZ SANTACRUZ
AURA JOHANNA VILLOTA
CRISTINA ENRIQUEZ
SUNNY MONCAYO
CRISTIAN GARCIA
JESSICA DIAZ
SANDRA GOMEZ MARTINEZ
16 de marzo de 2022, 15:48
CARLOS LAGOS
GRUPO DE OPINION AMIGOS NUEVO LIBERALISMO
ALVARO CAICEDO BRAVO
LUIS ALBERTO LOPEZ DUEÑAS
MARIA VICTORIA MARTINEZ
17 de marzo de 2022, 11:54