CONVERSACIONES DE WHATSAPP
HECTOR ARTURO GOMEZ MARTINEZ
Se agita el grupo y las ideas; van y vienen unos y otros temas: desde aquellos que nos arrancan una sonrisa o una carcajada, transportándonos en ciertos casos a los viajes imaginarios que nos depara la música y las narraciones y anécdotas en las que están involucradas las huellas de la historia, hasta los que involucran toda la problemática social, política, económica, filosófica o ideológica con la que se respalda el criterio de cada participante. Alrededor del impedimento vial que ahora nos agobia en el Suroeste de Colombia, se plantean argumentos técnicos, sólidos y verdaderos y se analizan las diferentes rutas que conllevan una solución. Quizá falte examinar una: y es que si bien el lugar del desastre está situado dentro de la ancestral Falla Romeral, al parecer el deslizamiento se produce por el mal manejo de las aguas superficiales y subterráneas, erosión causada de por medio por la mala actuación e insensatez del hombre; líquido que al infiltrarse inadecuadamente licúa la masa limosa y la escurre en un movimiento agigantado y violento, que se lleva ladera abajo todo lo que obstaculice o lo que encuentre, lo que hace que en otro círculo de opinadores diferente a éste, pero con la misma red social en común y con experiencia fundamentada en el asunto, planteemos que si se hace un adecuado manejo de las aguas desde la cuenca alta, desviando su ingreso para evitar la continuidad del flujo en el derrumbo, una vez seca la masa descolgada y sin la continuidad permanente del fluido que potencia e influye en el deslizamiento, entonces sí proceder a la remoción de escombros habilitando la banca existente y reconstruyendo algún tramo fallado, si es que esto ha sucedido, lo que al parecer no es así porque bajo la mole de tierra se encuentra este elemento completo de la estructura vial, siendo que esta solución podría o pudo haber constituido una alternativa mucho más económica y rápida que la variante en la que se trabaja, y que al parecer estaría lista en la segunda quincena de Febrero, siendo que si se complementa paralelamente con la del desalojo del derrumbo, se obtendrían dos sendas viales unidas a las existentes y en actual mejoramiento, lo que mitigaría las dificultades presentadas para el tráfico pesado por las elevadas pendientes asignadas a la variante de dos kilómetros actualmente en construcción, que en concepto de los mismos transportadores constituye un verdadero desafío para la correcta y adecuada transitabilidad de sus vehículos, sujetos a daños mecánicos por el sobreesfuerzo estando cargados desafiando la cuesta y maniobrando a velocidades extremadamente bajas, lo que derivaría en posibles accidentes y trancones que agrandarían el problema en vez de solucionarlo, sujeto como está ahora el tránsito de automotores tanto hacia el norte como al sur en días alternos para cada sentido, lo que detiene su flujo normal entre Cauca y Nariño, siendo que podría canalizarse el pesado por la vía tradicional habilitada con el desalojo planteado, y el liviano por la variante construida tras la inversión de 70,000 millones de pesos, hasta tanto se concrete la solución trascendente y definitiva, si se considera que estas son alternativas posibles que no acometen de raíz aquella formulada desde hace casi cincuenta años en la dirección Timbío - El Estanquillo, y que ahora actualiza la ANI en proceso contractual que al parecer no pudo terminarse el 31 de Diciembre pasado como estaba previsto, pero que ahora se vuelve urgente y en mora todavía de agilizarse aún más, para solucionar el problema de conexión vial y socioeconómico que en el sur del país se ha desatado.
(Y entonces compañero, por qué no examinaron la posibilidad concreta de remover el derrumbe como primera opción, y en cambio asignaron de manera directa y urgente la famosa variante de 2 km con las especificaciones constructivas inadecuadas para el volumen y calidad de tráfico que va a transitar por ella y los elevados costos que de ella se derivan…
Vea mi amigo: posiblemente al considerar más y mejores cantidades de obra y precios unitarios que redundan en contratos directos otorgados por la emergencia; intereses creados tal vez, que deciden esta opción y piensan y determinan para qué hacerlo así, si se puede ganar más con la obra de mayor representación económica y constructiva? Eso si, averígüelo Vargas, porque esa decisión se quedará en el secreto de las tomadas a alto nivel…
Ahora lo que se debe hacer, es garantizar las dos rutas para obviar el problema de las pendientes, justificar de alguna forma la obra desarrollada a mayores costos y dificultades, y ordenar el volumen del tráfico evitando los días alternados para ir al norte o viajar al sur, de forma que pueda organizarse el volumen de tráfico sin filtros ni restricciones. Eso es lo que me parece que debe plantearse compañeros…
Yo diría que antes de emitir un juicio final, es mejor actuar con cautela; esperar lo que digan los estudios técnicos y geológicos finales, examinar la estabilidad general de esos terrenos, y luego en consecuencia, tomar la determinación de si puede o no desalojarse el derrumbo y dar vía por el tramo de la senda colapsada…).
Ahora que si de soluciones definitivas y trascendentales se trata, aparece la sombra perfilada y creciente en el horizonte de las expectativas de la doble calzada completa Rumichaca Pasto Popayán por la ruta El Estanquillo, que si bien no tiene en la actualidad el flujo automotor necesario para permitir su construcción bajo ese argumento más económico que técnico, sí podría generarlo hacia el futuro, si se tiene en cuenta la conectividad con el norte del país y el resto de Sudamérica, lo que haría de Pasto un verdadero emporio y capital natural de la región marítima, andina y amazónica en la que su situación geográfica la ha enclavado, y que ya desde la visión de profesional y literato vislumbraba desde hace muchos años el insigne Aurelio Arturo, en escrito de poca difusión pero conocido por algunos coleccionistas de sueños y esperanzas utópicas. Esperar las condiciones favorables para acometerla, implica una voluntad política diferente, salida del carril de las costumbres y un tanto visionaria y desafiante, que visualice otras opciones de integración y desarrollo inexistentes al presente, pero que podrían indicar mucho de miopía sociológica y poca visión del progreso y del futuro, si se tiene en cuenta la integración de posibilidades turísticas, de comercio y de mercados con el sur del continente que con su construcción se generarían, y eso sin contar con la adecuación técnica del puerto de aguas profundas de Tumaco, vuelta un contundente planteamiento como punto estratégico de características naturales mucho mejores que otros situados sobre el Océano Pacífico, proyectado para competir de manera más provechosa y útil con El Callao en el Perú, con los bien dotados puertos ecuatorianos que sí han adecuado para el desarrollo las costas sobre su único océano, o con el saturado y ya limitado Puerto de Buenaventura en el Valle del Cauca, encauzando gran parte del transporte marítimo que utiliza la prometedora y todavía limitada cuenca del Pacífico en el desentendido y olvidadizo territorio colombiano, o mejor de sus gobiernos, incentivando el flujo comercial y de progreso incluso con el lejano Oriente, a través del océano occidental que en este país permanece relegado a la pobreza y al olvido; y aún más desarrollo y alternativas posibles se generarían, de pensar en las potencialidades y provechosas riquezas ocultas provenientes del desarrollo que desataría la comunicación terrestre, fluvial y marítima que une el Océano Pacífico con el Atlántico entre Tumaco y Belén do Para en el Brasil, que desde hace más de cien años ya avizoraba el General y ex Presidente Rafael Reyes, formulado ahora buscando ponerse en marcha con la lentitud de quienes no buscan la segunda oportunidad sobre la tierra, sino que la detienen de manera soterrada y egoísta, enfrascados como siguen en el agite endémico de la violencia y la soledad que los consume, y que no permite las alianzas de provecho mutuo, guardado el respeto por la naturaleza, que la vuelva tangible y la aterrice para unir los diferentes pueblos y culturas. Aspiraciones de unos pocos que se acumulan con el paso continuado de las décadas, pero que continúan blandiéndose apenas en simposios, publicaciones o seminarios, buscando convertirse alguna vez en concretas realizaciones y en singulares y provechosas oportunidades. Lo logrará el gobierno del cambio? Enfrentado a tantos intereses tradicionales que todos los días tienen bombo y retumban en los micrófonos encadenados de los áulicos de siempre, buscando cada vez y de manera recurrente cuestionarlo por todo, para trancar su acción y continuar con la política de ponerle palos a la rueda, y dar así la apariencia de que todo cambia para que todo continúe lo mismo, mientras su discurso desafiante hacer pensar que son posibles las transformaciones aparentes, dando cabida sólo a la crítica mordaz y a la sevicia interesada que lucha en medio de sus propia codicia e intereses, para que no se produzcan las anheladas y tan necesarias renovaciones; todo eso hace pensar que la dirigencia del actual Estado tenga que nadar contra la corriente y trepar la dura cuesta de las oposiciones parcializadas y recalcitrantes, para convencer a la testarudez de las costumbres y las ideologías que han hecho callo en las costumbres, la idiosincrasia y la cultura, a fin de que pueda reorientar el rumbo que permita un progreso integral y humanista, ansiado no sólo para el individuo sino para la región y para la sociedad entera.
Frente a los planteamientos y propuestas de estas y otras temáticas diversas, se proponen nombres y personalidades que encabecen los movimientos sociales que las promueven o que deban conformarse, encendiendo la alarma de los pensamientos que indican a quién se necesita verdaderamente para lograr consolidarlas: el Gerente dirige, orienta, acomete, ejecuta; el Líder convoca, siembra desafíos, despierta pasiones, desata convicciones para acometerlos y sacarlos adelante. Ambos se necesitan complementariamente y quizá, sin caer en el caudillismo, se puedan encontrar esas cualidades en una sola persona; pero en ambos casos se necesita pueblo convencido que siga las directrices y concrete el planeamiento del propósito, reflejado en conquistas y realizaciones integrales que le sirvan a la comunidad, de forma que de manera real se erradique la pobreza espiritual y física y se consolide integralmente el desarrollo: no solamente ese que llena las ciudades de concreto reforzado, autopistas, rascacielos e infraestructura desafiante, sino aquel que conjuntamente con la riqueza material, alimenta y eleva la calidad espiritual de cada uno y en consecuencia de todos, hasta considerar que la humanidad en su conjunto ha ganado el desarrollo de la convivencia y no solo el de la competencia, y por lo tanto se vuelve más solidaria, amable y empática con los demás y con el entorno, como para valorarlo con dedicación y cuidarlo en su verdadera importancia y dimensiones.
Ahora que si de música y de libros se trata, en el grupo hay temática y eruditos para cada autor y cada gusto, o para cada modalidad, compositor o intérprete, resultando muy interesante aquella apreciación que indica la incursión definitiva de la salsa en Colombia por allá en los años 70, al romper la tradición de los bambucos y pasillos generalizados que precedían esa década, poseedores en todo caso de una inmensa carga de nostalgia y de poesía, en los temas ejecutados alrededor del folclor y el costumbrismo propio de cada una de las etnias y regiones, entre los que se inmiscuyeron con timidez y artilugios de la persistencia las cumbias y porros que sembraban la semilla de otras musicalidades, traídas generalmente desde la mágica incertidumbre de las costas y de los litorales en plan de descubrimiento, dado que allí era donde se concentraban y nacían, hasta evolucionar en los frenéticos ritmos derivados en bailes acrobáticos implementados para acompasar las trompetas, las congas, los cencerros y timbales que los enmarcan potencializándolos, a fin de introducirle con su colosal interpretación sabor al azúcar y salsa a la pimienta, mientras la diversa conversación y los videos cotidianos de los agrupados se trasladan del merengue al tango y de los saxos al charango, con una que otra estación en las canciones de mensaje y en la música latinoamericana, hasta aterrizar de una buena vez en las baladas que marcaron a toda nuestra generación, y que ahora, de manera ignorante y atrevida pretenden bautizar denigrando a quienes ejercen cierto oficio doméstico, con lo cual agreden su dignidad y desempeño como si no tuvieran la suficiente valía, todo porque a un famélico y presumido programador radial con poder en el micrófono, se le ocurrió decir un día que era la que escuchaban ellas mientras planchaban ropa, determinando bautizar con ese nombre simple y burdo un movimiento musical iberoamericano que con base en letras poéticas, armonía, melodía, un adecuado ritmo e interpretaciones majestuosas que la modernidad de la música popular ha erradicado, no debe poseer más nombre que el de Balada Romántica, con todas las calidades y letras mayúsculas que se merece, al trascender con su composición y persistencia en la afición continuada del oyente, trascendiendo el paso del tiempo y la simpatía de las generaciones. Menos mal que aquí a nadie le ha dado por hacer eco de los reggaetones y demás expresiones insulsas de la actual música popular, que a través de mensajes demasiado directos y que rayan en la vulgaridad y hasta en lo escatológico, a través de vocecillas melifluas, babosas y mal entonadas, se mantienen en la cúspide de los listados de éxitos atropellando la dignidad de las mujeres, motivando una sexualidad que más raya en lo pornográfico que en lo erótico o metafórico, y que basan su cantaleta de minutos extensos a través de peroratas discursivas que no se distinguen una de otra y que muchas veces resultan ininteligibles, de no ser por el énfasis en las palabrotas, pero que alimentan el continuo sonsonete automatizado y mecánico de las percusiones, haciendo recordar los tarros más grandes de galletas ya vacíos, que cuando éramos niños hacíamos resonar sin saber de nuestra precocidad con la música que iniciaría este milenio, golpeándolos con las manos o con un par de baquetas no especializadas para producir similares sonsonetes simples y repetitivos, y en el mejor de los casos para imitar con su sonido a los tambores y redoblantes que amilanaban con su estruendo las marchas de las luminosas y desafiantes bandas de guerra; eso sin decir nada de los bailes implementados para hacerle eco a estas aberraciones musicales, que colocan como zombis a una o dos hileras de parejas colocadas en posición de suricatos oteando el horizonte, a la espera de alguien o de algo que no llega ni llegará nunca, mientras ejecutan entretanto un leve movimiento oscilatorio, uniformado, único y carente de cualquier alternativa desplazante y copartícipe, que solo tiene de particular la refriega sin objetivos específicos y quizá disimulados o al menos no dichos, de las nalgas femeninas envueltas en apretados bluyines o en escalofriantes minifaldas, apretadas contra la levedad en disimulo de alguna bragueta indiferente, según podría deducirse, sin dejar nada a los arrebatos de la imaginación o del deseo quizá contenido de los participantes, si es que los tienen sin verbalizarlos, enfrentados a los arrimones o amasises como se denominaban y que de hecho en estos bailoteos se suceden todo el tiempo, porque ahora ellas, sin ninguna petición o insinuación expresa efectuada de manera seductora a manera de preámbulo, ofrecen y apretujan sus traseros engolosinados contra la herramienta en reposo de su silencioso y aparente suricato, empecinado en seguir pisoteando suavemente la argamasa invisible de las cáscaras de huevo que parecieran mantener bajo sus pies, si es que no se trata tal vez del tanteo desganado de un barro en preparación para la construcción de tapias o de adobes invisibles, o quizá del machacamiento de las uvas en proceso inicial de la fabricación del vino, que intentan apelmazar con sutilidad o con desgano bajo la suave textura de los zapatos que martillan; poniéndose ellas en cuatro e incluso en ocho a la vista de todos, para desarrollar movimientos circulares, elípticos, ovalados o en rizos, desarrollados con frenesí a través de cualquiera de las más extrañas curvaturas, que de ser observadas por personas ajenas a este desenfreno, quizá despertarían algún tipo de sensaciones o deseos inconfesables, propios más bien de una secreta despedida de solteros, pero que no se sabe si entre ellos son sentidos o percibidos mutuamente o si despiertan sensibilidades o emociones, ya que no ha sido posible ni reconocida una entrevista que saque a flote el sentido de las intimidades de este mal llamado baile monotemático y distónico, lo que no permite saber de primera mano por qué lo hacen, qué sienten, qué esperan, o si su imaginación vuela o se estanca mientras discurren entre aquel amasijo penumbroso que denominan perreo, y que los descriptores más realistas de esas distonías denominan más bien hacer sexo con ropa pero sin tenerlo en realidad, com si com sa como dirían algunas tías en un preciso y particular dialecto pastuso, para describir si es que algo ocurre de verdad o solamente se queda en intenciones o en veremos.
Con relación a frases célebres, títulos de libros, escritores de renombre u otros nuevos que pocas veces habíamos escuchado, se queda corto el espacio pero más el tiempo para dar cuenta de ellos o para estirar los minutos de forma que nos permita su aprovechamiento aplicado al placer enriquecedor de la lectura, pues mientras unos autores continúan fulgurando, astros inextinguibles en el firmamento inacabado de la producción literaria y de la evolución del pensamiento, otros se inmiscuyen culebreando entre las lecturas que los posicionan en el ranking de las celebridades que se van conformando alrededor de la escritura, hasta dar de qué hablar a sus cada vez más incrementados seguidores; aunque en el caso estrictamente personal, se ha limitado últimamente el tiempo para abarcar una mayor cantidad de libros, de los cuales ahora, además de su contenido y sus alcances, me interesa de manera específica el estilo y la forma de redacción con que abordan distintos temas, empecinado como estoy en depurar el propio y encarretarme en una novela y unos textos poéticos que bien podrían abarcar la historia de un pueblo en particular, a través de la dinámica evolutiva de una familia concreta, esperando que me alcance la persistencia pero más la vida para lograr concluirlas, en alguno de los que será un celebrado y exótico momento, deseando a veces que el día no sea de 24 sino de 72 horas por lo menos, para intentar abarcar el alcance de tantos propósitos y sueños todavía latentes y con posibilidad
de desarrollo, aunque agradecido de vivir en la Tierra y no en Júpiter, por ejemplo, donde en poco menos de 10 horas ya estaríamos pasando de un solo sopetón de la noche al día, con mucho menos tiempo para ejercer aquellas actividades que nos comprometen y apasionan, y quizá aún más esclavizados por las obligaciones y los avatares del trabajo, apretujados cual morcillas en el intervalo inclemente del horario disponible, pero conscientes de que aquí o allá se nos va el tiempo desconsoladamente por más esfuerzo que hagamos para aprovecharlo al máximo, sabedores de que sólo se dispone de un tesoro irremplazable representado en las 24 horas asignadas al día, iguales para todos y cada uno de los seres humanos, así estos sean los potentados que dirigen o se apoderan del mundo con razones o sin ellas, o sean los líderes que intentan encauzarlo o desbordarlo como pretenden otros; idénticas en todo caso para el funcionario y el empleado público o privado empeñado en protegerse bajo los velos provechosos de un salario con el cual se desarrolla su familia, o signifiquen el mismo intervalo de minutos para el mendigo que pernocta bajo un puente, o para el vago que deambula por entre las calles o se sienta en una banca solo a cavilar, si acaso, o a mirar pasar las nubes desentendido y errático hasta de su propio entendimiento; lo que significa que el tiempo otorgado de la vida diaria es igual para unos que para otros, y que su aprovechamiento o desperdicio depende de la actitud y la voluntad de cada uno, conforme las decisiones y las oportunidades. En el caso personal, se agotan las horas en el reloj de arena que nos ha decretado la vida, y nuestras 24 horas otorgadas se vaporizan entre la administración de una propiedad horizontal que nos exige, nos apremia y poco premia la dedicación y las responsabilidades; actividad entreverada con el control del debe y el haber, las cuentas por pagar y por cobrar, los inventarios y los gastos que determinan finalmente que tiene que haber, para sentir que la tarea no se ha perdido y que son más las entradas que las salidas, como podría decir algún obsceno reggaetón mencionando la mecánica insistente del sexo en pleno funcionamiento; y que la ilustrativa contabilidad aprendida y que se adelanta pretendiendo el orden anhelado, de donde se deriva cualquier tipo de prosperidad y desarrollo, se acomete por en medio de las gestiones y trámites muchas veces engorrosos e innecesarios que impone la negligente indolencia de la burocracia, incluidos los corre - corre por las Eps y demás estamentos de salud que dilapidan la productividad de nuestro tiempo, buscando cuidarla en todo caso lo mejor que se pueda para conservarla estable y victoriosa frente a los atisbos y acechanzas con que la persigue cada día el silencioso y enigmático pretexto de la enfermedad y en consecuencia de la muerte, a la que se enfrenta el rebusque insistente de la atención médica, así sea tardía y espaciada, según determina la lucrativa Infraestructura de la salud pública que amerita sin duda revaluarse, en aras a una mejora integral en beneficio de los pacientes y trabajadores directos del sector, y no sólo del capital que se lucra con los aportes y recursos públicos, con los cuales funciona sesgada y mediocremente. Pero así mismo se escapa el tiempo como el agua entre los dedos como diría Sandro, con la revisión de las letras intentadas, los pentagramas de las canciones tradicionales o de algunas composiciones nuevas e inéditas, objeto de producción musical en capilla, esperemos que no ardiente, y los ideales que siguen tentando la visualización de los siempre anhelados propósitos de consolidar así sea una pequeña obra, entreverada por los resquicios que deja la asistencia a algunos consejos o juntas directivas y veedurías ciudadanas que han sostenido la buena voluntad de nuestras recomendaciones, pero dedicándole también una buena tajada al ejercicio de la actividad profesional adquirida para sellarnos de por vida con su implacable índice, y que ahora se empeña en la construcción de un proyecto inmobiliario de vivienda de interés social en una población del sur del Departamento, que reclama la planificación de las ejecutorias, los viajes, los empeños, conocimientos y demás pasos para poder llevarlo a cabo, como huella identificadora de aquella frase lapidaria que marcó el concurso internacional de grafitis Prensa Nueva, alguna vez ganado en calidad de meritorio por allá en los 90, en donde se originó, tras la firma de la remisión de las picantes frases y sentencias aclamadas, aquella descripción que deberá estar sobre la hierba que me cubra, el día ojalá lejano que marque el agotamiento de la cuerda propia al concluir la ruta en la que se desarrollaron los empeños, y que, con la inconsciencia y espontaneidad inicial con la que fue plasmada, a la vista señala textualmente: Soy un Ingeniero exiliado en la Poesía y un Poeta destinado a la Ingeniería.Ni más ni menos.
Eso sí, que la armonía universal, el sentido común y las fuerzas poderosas de la verdadera sabiduría, nos alejen para siempre de aquella erudición fastuosa, picante y altanera que todo lo conoce, por todas partes ha ido, en el menor punto del globo terráqueo ha desempeñado labores y ha dejado huella, que sabe de memoria las fechas de cualquier asunto sucedido, los títulos de todos los libros igual que sus autores, y todos los desarrollos de la ciencia y la tecnología; y que para corregir, enmendar, criticar o dar luces sobre cualquier aspecto, recurre al sarcasmo hiriente, a la descalificación insultante o al agravio disfrazado de bondad, o incluso a la acusación temeraria o insultante; para que esa pedantería disimulada que suele recubrir a los personajes que ostentan estas condiciones y que alardean de sus conocimientos, con los cuales buscan atropellar o minimizar la ignorancia o el criterio del otro, alcance más bien en nuestro caso la sencillez y los verdaderos lineamientos de actitud y de conducta que ostentan los maestros para transformar otras sin alardes ni presunciones, de forma que no nos sea aplicado en algún momento de la vida aquella frase que dice: el ínclito señor Jorge Luis Perico de Palotes de la Concha y Cha lo sabe todo…….; menos vivir, lo sabe todo….,al decantar además que un Maestro de maestros plantó la semilla de sus enseñanzas Y desapareció del mapa para que sus alumnos continúen el sentido de la huella, la complementen y edifiquen sobre sólidos cimientos, dejando que sean los receptores de sus trascendentales enseñanzas quienes los eleven a la celebridad de los verdaderos pedestales y no las vanaglorias endulzadas de sus propias alabanzas, que solo causan la mayoría de veces rechazo y disgregación al disertar persistente y tercamente con palabras que trastornan, a diferencia de aquellas que emitidas desde los afectos y con la aplicación convencida e individual de los valores y principios, que en forma personal han vivido de manera comprobable y auténtica, se convierten entonces en líderes o guías, y en verdaderas y perdurables palabras que transforman.
Ahora y para finalizar este escarceo con las letras, sólo le pido a la bondad suprema y a la fuerza superior que da movimiento al Universo, que me conceda muchos años más de vida para encauzar esta inquietud polifacética y polímata que ha caracterizado mi carácter aún antes de tener conciencia de ella, para que ojalá cuando me llegue el día de apagar el calentador y dar cuentas de lo acontecido, lo haga al estilo de Picasso, que aún después de los 90 seguía creando y pintando sus cuadros y óleos como si no pasara nada, de tal forma que cuando a mí también me toque, sea por allá después de los 99, pero eso sí con la sonrisa en los labios, la alegría en el corazón, la mente dispuesta, haciendo gestiones, acometiendo retos, ejecutando obras y creando artísticamente los rigores de una canción o de un escrito que colme las expectativas, antorcha olímpica en plena carrera y con la vista al frente, como atleta desnudo frente a la cruda realidad de la existencia, mientras se impulsa la única e irrepetible posibilidad que ella nos ofrece al recorrerla de manera optimista aún en ese tramo final de la convulsionada pista, transitada eso sí de manera decidida y con la disponibilidad sin atenuantes de la pluma firme, el pincel a punto y enarboladas las intenciones y fortalezas de la brocha; o será mejor decir con la mecha prendida? o aún mejor encendido el fuego? Me refiero al de la llama de la antorcha, no crean otra cosa, así me enrede para decirlo o explicarlo para que se entienda; bueno, en fin, a la manera de Picasso, el célebre pintor, quiero decir…, para evitar malas o distorsionadas interpretaciones…
Y así hasta la próxima o hasta que todo termine.
HECTOR ARTURO
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